"Elle est triste elle fait valoir
Le doute qu'elle a de sa réalité dans les yeux d'un autre."

En exil, Paul Eluard.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Deconstruyendo el eterno retorno

"Lamento decir que me entra por algún sitio, a lo mejor por los dedos de los pies, un grandísimo sentimiento que es en parte liberación y en parte excitación, un sentimiento que me barre el cuerpo entero como una oleada bien potente. Es una cosa que ya he sentido antes, y que por eso sé que no vale gran cosa. Es confuso, por ejemplo, porque no puedo decir que vaya a sentirme extasiado de felicidad durante las próximas semanas. Pero sí sé que debería hacer algo con él, disfrutarlo al menos mientras dure"
Nick Hornby: Alta Fidelidad


"Como un extraterrestre se posa en el suelo 
y me ofrece regalos que trae de otros cielos. 
Le regalo una piedra 
recuerdo de la Tierra."
Extremoduro: Si te vas


Con 16 años me hablaron de una teoría llamada el mito del eterno retorno. Un tal Nietzsche hablaba de un fuego que hacía descomponerse al mundo y de cuyas cenizas este renacía, volviendo a repetirse los mismos acontecimientos, los mismos personajes, los mismos errores, los mismos aciertos...Otro tal Hegel analizaba como en la historia cada episodio aparecía dos veces y, añadía otro tal Marx que esta repetición se daba, una primera vez como tragedia y la otra segunda como farsa. 

No pensaba en la filosofía alemana del XIX aquel domingo (sí, siempre son domingos) en los que mi bicicleta adelantaba al resto del tráfico hacia el puente de la Guillotière. Son domingos, lunes, martes, de reuniones, entrevistas, preparación de entrevistas, preparación de reuniones, autobuses lowcost, visitas a apartamentos, envío de currículums, son domingos, son lunes, son martes de bares cerrados en los que hablar de filosofía alemana no está bien visto, pero, sin embargo, tenemos este gusto de farsa en los labios. Como si el próximo café como excusa para un brainstorming lo hubiésemos ya vivido. Como si levantásemos el brazo izquierdo del manillar de la bici automáticamente. Como si subiésemos aquellas escaleras sin pensar que cuanto más alto es el piso, mayor es el pecado, y sin embargo, siguiésemos subiendo.

Cruzaba el puente escuchando "Within you without you", una de las mejores canciones de George Harrison e, inevitablemente, me acordé de la última vez que sonaba la cara B del disco del Sargento Pimienta. A veces es complicado resistirse a jugar al juego de buscar las 7 diferencias. ¿Cuándo fue la tragedia, cuándo fue la farsa? Hay canciones para escuchar abrazando, pero nunca debe hacerse dos veces. Supongo que llega un momento en la vida en que empezamos a volver a vivir determinados momentos, con el riesgo que las comparaciones conllevan. Creemos vivir en la novedad, en la sorpresa diaria, pero a veces la sensación de farsa nos acompaña....y.... entonces...

Entonces es un domingo de diciembre y el cielo sigue siendo azul. ¿Cómo eso?


Sí, sigue siendo azul, mi paraguas lleva desde principios de octubre roto en la terraza y nadie lo ha echado de menos. Estos días de luz y de, "uy, parece que hoy hace frío", pero luego nunca es para tanto, estos días en los que me acuerdo de la canción de Winter, de los Rolling, y en que seguro que será un invierno frío frío sin que sople el viento del sur, que será un duro, duro invierno. Recuerdo cuando empecé a escribir este blog y hablaba de la última lluvia del invierno. Era marzo, y los días también eran azules, y diciembre no era más que el principio del fin que por fin había finalizado.

Cruzo el puente y me digo que debo volver a escribir, aunque hace ya varias semanas que lo voy diciendo por ahí. Me da la sensación de que siempre sale la conversación, o más bien que yo la busco, y vuelvo a casa con ganas de abrir mi cuaderno, aquel de los largos y duros inviernos. Y me acuerdo de aquella poesía que hice una vez en la que hablaba de un calcetín que se daba la vuelta en una lavadora. Obviamente, era una metáfora, pero estas nunca han sido mi fuerte. Porque, de pronto, todo se removía con tanta facilidad, como en el "Suddenly" quebrando la segunda estrofa del Yesterday de McCartney. Y en parte, menos mal que era así, pues solamente por sacudidas como esas nos damos cuenta de que seguimos sintiendo. 

Quizás el eterno retorno sea esto, volver una y otra vez a girar por la calle Emile Zola y sorprenderse de llegar a la fontaine des Celestins, sin saber si esta vez es la farsa, la tragedia, o la vida misma. Volver entonces a escuchar también a Donovan, y recordar el Álamo en este invierno que nunca llega, en el que diciembre bien podría ser marzo y de vez en cuando apetece reflexionar sobre esta extraña sensación de normalidad, y pegar la pegatina de la última botella de vino en una página del cuaderno, porque ella sabrá expresarse mejor que cualquiera de nuestras palabras.

-Esta canción... esta canción... es de ¡Donovan!... Sí, claro, Catch the wind
-Es verdad, suena a Donovan
-¿conoces a Donovan?

Y la siguiente canción que escuchamos abrazados fue la de Colours, el Sargento Pimienta era ya otra historia. En ese momento, supe que era un "Suddenly" en toda regla, y que con estas cenizas construiremos las calor para cuando llegue el invierno. Disfrutemos de nuestra farsa. 

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